lunes, 18 de julio de 2011

ACOMPAÑANDO AL SUFRIMIENTO

 El  hospital, es relatado por muchas personas como un sitio  frío, en el que considerables veces la persona hospitalizada,  no puede estar con sus seres queridos  en los momentos mas difíciles,  debido a normas que rigen en la Institución, a pesar de que la necesidad de un apoyo familiar  cuando la persona está enferma,  es cuando se hace más imprescindible.  El enfermo es muy sensible a los cuidados de sus familiares, ellos son su apoyo en los momentos en los que se siente indefenso, solo y  tiene miedo, por lo tanto busca en ellos  confianza, seguridad,  cariño, amor y compañía.  
El cuidado que brindamos  en los hospitales,  debe ser centrado en la persona enferma,  sin olvidar la familia, a quien hay que considerar como una realidad que también debe ser valorada y tratada en su justa medida; teniendo como premisa que aunque no podamos  solucionar su dificultad o problema, si podemos  ofrecerles una relación de  ayuda a través de una mano cálida y un oído atento para ser más soportable la difícil situación que a veces vive. 


Indagar el aspecto religioso,  es de gran importancia y ayuda para muchas de las personas que cuidamos, independientemente de su credo. Asimismo en la medida que desarrollamos nuestra propia espiritualidad y religiosidad, podemos ser capaces  de ser más efectivos en manejar el sufrimiento de la persona a quien cuidamos  desde este aspecto. Durante la práctica clínica de la Asignatura de Cuidados fundamentales los estudiantes de Enfermería cuando se les asigna a una persona que van a cuidar y que afrontan una enfermedad investigan  que religión profesan y si necesitan ayuda espiritual, siendo  muchas veces  este detalle, el primer paso de una conversión o de un fortalecimiento de su propia experiencia religiosa, sirviendo esto de  gran ayuda en términos psicológicos para disminuir la vivencia del sufrimiento. Trae alivio, consuelo y paz,  por supuesto les decimos que  es imprescindible ser muy respetuosos de la propia vivencia religiosa de la persona.  Para la familia también es de gran alivio el ayudarlos a descubrir o reforzar la importancia de la oración y la entienden como otra forma de poder ayudar y acompañar a su familiar enfermo. En el transcurso de mi experiencia como enfermera asistencial y profesora  he podido percibir  como los cuidados  de la enfermera pueden cambiar la vivencia de las personas en situaciones tan críticas, sobre todo cuando  en el cuidado de quienes viven y sufren  una enfermedad,  priorizamos aspectos espirituales, así  mismo, como  es que  la empatía que puede irradiar la enfermera que enfrenta una persona enferma  marca la diferencia en el manejo integral, no de un paciente sino de un ser humano que intenta en su enfermedad como parte fundamental de su experiencia de la salud  lograr su reconciliación con Dios y  tener la compañía de las personas que el mas ama.

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