miércoles, 27 de julio de 2011

UNA MIRADA A LA DIMENSIÓN ESPIRITUAL DEL SER CUIDADO



La Enfermera como cuidadora incluye en su práctica profesional actividades que protegen la dignidad de la persona, así como también conocimientos y sensibilidad hacia lo que es importante para ella. Debe apoyar a la persona mediante actitudes y acciones que muestren interés por su bienestar y su aceptación como tal y no solamente como un ser mecánico.  
En las situaciones de enfermedad, es  la persona interactuando con su entorno, desarrollándose en su contexto, como un ser único, integral, total,   evolutivo y trascendente, lo que interesa a la enfermería. 
El estudio de la espiritualidad es una parte de esa totalidad, que con frecuencia es olvidada. La espiritualidad tiene el poder de dar forma y significado al ser, saber y hacer, que se puede reconocer como un impulso unificador, un sistema de guía interno básico para el bienestar humano, que motiva para escoger las relaciones y búsquedas necesarias.
La dimensión espiritual permite a la persona: amar, tener fe y esperanza, buscar un sentido a la vida y cuidar sus relaciones con los demás.
Se ha señalado que la unión y relación entre la espiritualidad y la salud es innegable. Así mismo, que esta debe tener un rol importante en la vida de la persona, para que la relación evidenciada esté presente.
Hay base científica que ha logrado demostrar la asociación entre la espiritualidad y la salud. Remen (1988): “Sanar no es cuestión de mecanismos de tratamiento, es trabajo del espiritu”. Procesos como la oración, reflexión serena y pausada pueden ir unidos a funciones hormonales y neurológicas que influyen en el bienestar de las personas. La espiritualidad eleva el sistema inmunitario Kiecolt – Glaser: (1999)

La Enfermera al brindar cuidado a la persona enferma, debe priorizar  las necesidades  espirituales de éste, consiguiendo espacios de reconciliación con Dios, compañía de los demás y reflexión de la propia vida, como parte fundamental de la experiencia de la salud.
El cuidado reclama una Filosofía y un compromiso moral de preservar la dignidad humana y preservar la humanidad del ser.”  Jean Watson (1988)

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