CUANDO EL CUIDADO SE IMPREGNA EN NUESTROS CORAZONES

Era un turno por la noche que al recibir el reporte de Enfermería, conocí a la Sra. Aquilina, una persona adulta mayor, se le observaba con edema generalizado, con distres respiratorio, recibiendo oxígeno por cánula binasal, pero más que eso lo que me llamaba la atención era su mirada triste, sin brillo, escondida en sus pensamientos, pasamos por su unidad y al saludarla me respondió con una voz muy apagada y entrecortada por el cansancio propio de su fatiga al mínimo esfuerzo. Mi preocupación no solo abarcaba el hecho de que se encontraba en mal estado general sino que había algo en ella que no estaba bien y tenía que averiguarlo, sentía que de repente podía animarla y sacarla de esa tristeza.
Conversando con mi compañera a quien relevaba el turno, me comentaba que la Sra. había ingresado al servicio en el turno de la tarde y cuando se le acercó una de sus frases fue: "Srta. no me coja porque estoy oliendo mal y Ud. se va a ensuciar" a mi comapeñera le impactaron sus palabras y juntas comentamos lo mal que debería estar al haber expresado su sentir.
Luego del control de los signos vitales, administrar tratamiento y conversar con las personas que iba a cuidar, me acerqué con la interna de enfermería, conversamos poco, pero tuvimos la oportunidad de estar cerca a ella, le brindamos confort, le expresamos palabras de aliento, cada pequeño detalle que le mostrabamos era respondido con un "gracias" . al turno siguiente cuando empecé nuevamente a preguntarle sobre ella, donde vivía, con quien? me respondió que con su esposo que estaba enfermo y su preocupación era quien lo iba atender, pues ella era su única familia, unos vecinos a veces le ayudaban con un plato de comida y con el arreglo de su casa, ellos no tuvieron hijos pues se conocieron cuando ella tenía 50 años.

Despúes de conversar con ella, comprendí que la estaba agobiando aparte de su estado de salud física, sentimiento de soledad, pues la vejez es una etapa de la vida en la que suceden una serie de pérdidas que facilitan la aparición este sentimiento. V. Madoz (1), describe la soledad como el "convencimiento apesadumbrado de estar excluido, de no tener acceso a ese mundo de interacciones, siendo una condición de malestar emocional que surge cuando una persona se siente incomprendida o rechazada por otros o carece de compañía para las actividades deseadas, tanto físicas como intelectuales o para lograr intimidad emocional".

El empobrecimiento progresivo de todos los refuerzos sociales, familiares, culturales, la vulnerabilidad frente a las enfermedades, los órganos de los sentidos, las funciones intelectuales, etc., como en el caso de la sra. Aquilina, desencadenan inestabilidad y sentimientos de indefensión, y es que la soledad puede tener graves consecuencias negativas sobre la salud en el plano físico, psicológico y social (2).

Al analizar la situación de enfermería en el caso de la sra. Aquilina,comprendimos que para su cuidado era necesario apoyarnos en diferentes modelos de Enfermería ya que estos nos indicarían el tipo de valoración que deberíamos efectuar, los objetivos de los cuidados y cómo asumirlo; pues la valoración de enfermería al adulto mayor debe basarse en las respuestas humanas y no sobre la base de signos y síntomas que nos permita brindar un cuidado integral, de esta forma iremos aclarando nuestra visualización hacia un cuidado humanizado.

En este caso nos podíamos apoyar en la Teoría de las Necesidades Humanas que sirve para la elaboración de los denominados Modelos de Necesidades Humanas. El estudio de las necesidades humanas constituye el núcleo para el desarrollo de los planteamientos de enfermería. Destacan: V. Henderson (1966), D. Orem (1980), Nancy Roper (1980), Logan y Tierny. Adoptando el modelo de V. Henderson para tratar las necesidades sociales y humanas, consideramos que las necesidades a destacar, aparte de las necesidades fisiológicas afectadas, y poder planificar el cuidado de Enfermería en la Sra. Aquilina podrían ser: necesidad de comunicarse, necesidad de elegir según valores y creencias, necesidad de auto realización y la necesidad de aprender.

Durante el cuidado de enfermería a la sra. Aquilina también pude reflexionar acerca de la siguiente interrogante ¿de que calidad de vida estamos hablando para el adulto mayor que no tiene una familia que le brinde cuidados con amor y entrega?, Para Samaniego (2007), la calidad de vida se puede enmarcar en cuatro áreas: 1) biológica, relacionada directamente con la salud, la alimentación y el ejercicio, 2) psicológica, relacionada con los aspectos cognitivos (creencias, valores, pensamientos, manejo de estrés) y afectivos (emociones, sentimientos,vínculos significativos), 3) social, relacionada con la calidad de las relaciones interpersonales (intimidad, apoyo, guía, compañía), y 4) ambiental, relacionada con la naturaleza, sea de forma contemplativa o
interactiva. En este caso, agregué una quinta, la espiritual, relacionada con la fe y convicciones religiosas que se pudo evidenciar en la sra Aquilina pues su fortaleza a pesar de su dolencia física, falta de afecto por carencia de personas significativas en su vida, emanaba de su relación personal con Dios. Se ha comprobado que la fe incrementa el sentimiento de bienestar subjetivo y fortalece a la persona para enfrentar toda clase de vicisitudes como la soledad, enfermedad, angustia, tristeza y muerte, reforzando la convicción de que lo que se está viviendo tiene sentido (Vázquez, 2001).

Con el pasar de los días pude evidenciar que la Sra. Aquilina se fue adaptando al servicio y al personal a tal punto que la interacción persona y cuidador era la ideal, su estado de salud física fue mejorando progresivamente, ella manifestaba sentirse contenta, que nunca antes se había sentido importante y valorada por los demás, sus palabras textuales fueron "ustedes me enseñaron a verme y a valorarme como persona, no quisiera dejar el hospital porque luego quien me ayudará, quien me cuidará" y eso la angustiaba cada vez mas porque ya veía que se avecinaba su alta del servicio.

Luego de tres días de descanso, retorné al hospital, al llegar al servicio lo primero que observé fue su cama vacía, eso me llenó de nostalgia, ya me había acostumbrado a presenciar su sonrisa cada vez que me veía entrar, el brillo de sus ojos al relatarme cada detalle de su historia de vida, días antes me pidió que le tomara fotos y que le grabara algunas palabras de agradecimiento para el personal, pienso que presentía que ya no nos volvería a ver, al llegar al estar de Enfermería pregunté por ella, y me informaron que el mismo día que le dieron de alta fue llevada al asilo, y que esa noche en su cama la encontraron sin vida.

No pude despedirme de ella, pero me quedó el recuerdo de su sonrisa y su fortaleza frente a las adversidades de la vida. Aprendí mucho de ella, comprendí que las personas entran a tu vida por alguna razón y que cuando percibas cual es el motivo vas a saber que hacer con cada una de ellas,vas a ayudarlas proporcionándoles apoyo, orientación, ayuda física, emocional y espiritual, también comprendí que a pesar que algunas veces las personas que cuidas mueren y otras veces se van, cada experiencia con ellas nos hace crecer y aprender día a día a ser mejores personas.


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(1) Madoz V. Soledad, en "10 palabras clave sobre los miedos del hombre moderno". Verbo Divino, Estella. 1998. pp. 283-4.
(2) Molinero S. Fragilidad en la esfera social. Rev Esp Geriatría y Gerontología 1997; 32: